La enfermedad de nuevo me atacaba

Aun escuchaba el eco de los gritos. La salida del centro había sido rápida y solo recordaba la humedad pesada que se pegaba a mi piel durante aquellas noches, insomne, erguido en la cama para evitar que el oxigeno no llegara bien a mis débiles pulmones.

Esta vez, compartía habitación con Jorge. Sus lamentos al salir de la inconsciencia, como bien describió Alfonso, eran como un mantra, repetitivo y en cadencia, ay, ay, ay joe, joe, joe, y me recordaban a mi reacción, a veces,  frente a la vida.

Yo también soy quejica, mucho.

 Así que escucharle me producía un efecto de enfado, de rebelión,  al identificarme tan bien con su actitud. Yo, mientras tanto, estaba con un tubo saliendo del costado izquierdo y con dificultad para respirar, con oxigeno de nuevo.

El diagnostico era que el pulmón izquierdo se había colapsado, un Neumotorax espontáneo.
El aire se había escapado, como en un globo,  al pincharse, al romperse un alvéolo grande o bulla, y ahora invadía la pleura, que oprimía el pulmón impidiendo que volviera a su estado inicial y a su función de fuelle, de fuente de vida, de suministro de energía

El tratamiento? , sencillo...... Que hacer?, que el aire saliera al exterior mediante un tubo insertado en las costillas, vaciando la pleura, la presión. Tras varios días, el aire ya no oprimía al pulmón que había vuelto a hincharse, como un globo. Y yo respiraba ya mucho mejor aunque el rumor del liquido del oxigeno me acompañaba todo el día.

De nuevo el ruido de pecera, el lento discurrir del tiempo liquido, sedante, hipnótico.

Pero Jorge se debatía con sus delirios y constantemente se arrancaba su cable de oxigeno, rompiendo el ritmo de la noche con sus quejidos, pobre...yo sufrí lo mismo en la uvi la ultima vez y esa angustia y miedo es terrible. Ademas, con ese trasiego de enfermeros, se interrumpía la placidez hipnótica del oxigeno .

Al cabo de varios dias, se me retiro el oxigeno y en unos dias puedo escribir desde mi casa esta historia corta , esta vez sin avatares.