La Enfermedad
Tenia respeto a la enfermedad. Es como si no me atreviera a sufrirla conscientemente, a sentirla.
Al no tener ningún control, ninguna acción consciente sobre ese visitante, no convidado a la fiesta de mi organismo, le miraba de reojo.
Y Le tenía respeto. Establecía una distancia entre mi esencia y “el colado”.
Bebió, comió y ahora le he perdido de vista.
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