La sensación, cuando estaba empapado en sudor, era, de que había alguien sentado junto a mi, tranquilo, refrescante, sonriente, lleno de calma que casi, casi , me calentaba con un tono espiritual, etéreo pero tremendamente vital. No es que me calentara exactamente, es que me inundaba de una energía beneficiosa de luz, que me daba relax. Esa fiebre, que por un lado me deshacía, por otro aclaraba mi sensación vital, había alguien, lo podía sentir físicamente, era un ángel de la guarda? era mi madre muerta? era Jorge? no lo se, pero fue extraordinario y su poder era magnifico. Un guía en el camino, una señal de luz, un foco de energía transformadora, eso sentía yo cuando me ataco la fiebre. Las sensaciones, rememoro ahora, fue de tener visiones y conversaciones incluso, con mi amigo Jorge y mi padre, ambos muertos. Estaban conmigo en aquel lugar, cómodo, y real para mi y me imagino que para ellos. Me hundía en esas visiones, mientras me diluía. Y sentía, quizá, miedo al no comprende